Para competir y mejorar a su competencia, estas tiendas siguen más o menos los mismos principios de todos los 'ecommerce' chinos: catálogos gigantes, precios por los suelos, vendedores asiáticos y tiempos de entrega bastante amplios. Pero a estos aspectos típicos le añaden varios puntos diferenciales, como son, según estas 'apps', una protección más detallada de las compras y un seguimiento continuo de los envíos. Todo para dar mayor confianza al cliente. ¿El problema? Que ninguno de estos aspectos funciona correctamente. Y por lo visto no he sido el único en sufrirlo.
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