Nuestra contraseña es el principal "muro de defensa" que protege nuestros datos personales de accesos no autorizados. Nunca deberíamos compartir nuestra contraseña con nadie porque corremos el riesgo de que se accedan a nuestros datos sin permiso o, incluso, alguien suplante nuestra identidad (con el perjuicio que ello puede ocasionar).
Si nunca cerramos la sesión en nuestra cuenta y, por tanto, escribimos poco nuestra contraseña; aunque nos pueda parecer raro, hay gente que es capaz de olvidarla (sobre todo si la contraseña es compleja y no coincide con una que usen regularmente). Google nos ofrece mecanismos para recuperar nuestra contraseña, es decir, podemos encontrar una función para recuperar la contraseña para restablecerla en caso necesario pero, eso sí, es algo que tenemos que configurar previamente.
El restablecimiento de la contraseña de la cuenta de Google requiere de preparación previa; tenemos que acceder a nuestra cuenta para consignar una dirección de correo secundaria en la que recibir la confirmación del cambio de contraseña y, de esta forma, verificar que la contraseña no es entrega a cualquier persona. También podemos consignar nuestro teléfono móvil y recibir ahí el código temporal para restablecer la contraseña y, así desbloquear nuestra cuenta.
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