Eso ha sido también lo que ha frenado los coches de hidrógeno: no tenemos una forma rápida, segura y barata de transportar el hidrógeno sin crear una infraestructura totalmente nueva.
El transporte del hidrógeno a granel es un proceso poco trivial. Pero los expertos tienen claro que si queremos impulsar los coches de hidrógeno necesitamos poder usar la red de gasolineras que ya existen en todo el mundo. Otra solución es, a día de hoy, logísticamente inviable.
El CSIRO ha diseñado una membrana que separa hidrógeno de máxima pureza del amoniaco y bloquea el resto de gases. Eso permitiría transportar el hidrógeno en forma de amoniaco líquido y separarlo en destino.
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