La práctica deportiva supone una forma de eliminar el estrés que hemos podido acumular a lo largo del día. En ocasiones volcamos nuestro mal humor con la familia, que son los que menos culpa tienen de todo lo sucedido porque no hemos sabido descomprimir después de salir del trabajo, volver en un atasco de tráfico o dar mil vueltas para aparcar al llegar a casa.
Si a esto le sumamos una jornada extendida, con jornada partida para comer el resultado final es que el día lo pasamos en el trabajo y no tenemos tiempo para prácticamente nada. De aquí a estar quemados en el trabajo hay solo una delgada línea roja.
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