Menos es más: No es necesario hacer una presentación enorme, ni que dure dos horas. Es más efectivo hacer algo breve, conciso y en el que los mensajes claves se identifiquen con claridad.
Divide y separa las ideas: Si tu discurso debe ser directo y claro, lo mismo ocurre con el contenido. Debe ir estructurado, con ideas tanto gráficas como textuales.
Utiliza recursos visuales: en este apartado, las infografías son la mejor opción. En un sólo golpe de vista y de una manera muy sencilla, podrás presentar los datos más importantes. Acompañarlos de imágenes ayuda a que se recuerde más fácilmente. Lo mismo ocurre con los vídeos. Cuantos más contenido interactivo incluyamos, mejor será la retención de la información por parte de nuestro público.
Mejora el engagement: si tienes que presentar algo delante de personas, prepara una presentación en la que los asistentes puedan participar y que puedan seguir con facilidad.
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